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LA MORAL EN CARABINEROS DE CHILE COMO FACTOR DE INSEGURIDAD CIUDADANA CAP.8

LA MORAL EN CARABINEROS DE CHILE COMO FACTOR DE INSEGURIDAD CIUDADANA CAP.8

CAPITULO 8

      En efecto, uno de los principales caracteres de los seres vivientes es la forma, y su elemento morfológico es la célula o plastina.  Para que el protoplasma pueda vivir, es menester que exista bajo la forma de célula.  Ciertos seres vivientes están formados de una sola célula, otros son pluricelulares y en este caso las células aparecen diferenciadas y reunidas para construir diversos órganos.

 

      Para que los fenómenos vitales puedan manifestarse en el ser vivo y en general en toda célula, deben ser colocados en un medio que llene ciertas condiciones, es decir, en un medio que contenga la materia y la energía bajo una cierta forma y en determinadas proporciones.

 

      Así el medio ambiente en que vive una célula debe contener ciertas substancias nitrogenadas, hidrocarbonadas, en la actualidad se les llama carbohidratos, grasas, minerales, debe contener agua y oxígeno y debe finalmente tener un determinado grado de temperatura, de luz y de presión.

 

      Cuando estas condiciones no se realizan la vida es imposible, un ser viviente colocado en un medio tal, muere.  Lo mismo le pasará a las organizaciones y a las actividades sociales, se iniciarán y acabarán bajo el mismo principio natural.

 

      A veces, sin embargo la vida persiste, pero no aparente (vida latente o potencial); privado de agua un grano de trigo puede permanecer inerte durante centenas de años, para enseguida manifestar su vida desde que encuentra condiciones favorables.

 

      En consecuencia, una organización especial y un medio conveniente son las condiciones indispensables para la manifestación de los fenómenos vitales.

      Cuando estas condiciones se realizan, la investigación de los sentidos, dirigida sobre un ser viviente, nos permite constatar los siguientes hechos...:

 

A.- Los seres dotados de vida, en presencia de las substancias químicas contenidas en el medio exterior (nitrogenadas, hidrocarbonadas, etc.) las liquidifican (vuelven líquidos), si son sólidas, las incorporan y las asimilan, es decir las transforman en substancias idénticas a las que entran en la constitución de su propio cuerpo.

 

Una parte de las substancias alimenticias es absorbida y almacenada en forma de reserva, destinada a ser aprovechada más tarde, la otra es elaborada y transformada en protoplasma.

 

Estos diversos actos que son designados bajo el nombre de funciones de nutrición, se observan con algunas variantes EN TODOS los seres vivos.

 

B.- Los seres vivientes son impresionados por la energía exterior.  Sometidos a la acción de la energía mecánica a radiaciones luminosas o calóricas de cierta intensidad, o bien a una corriente eléctrica, reaccionan por un movimiento, por un desprendimiento de calor, de luz, de electricidad, por una secreción glandular, y al mismo tiempo emiten al medio ambiente, ácido carbónico, agua y substancias nitrogenadas como la urea.

 

En otros términos, el ser viviente, bajo la influencia de diversas formas de energía exterior, pone en libertad, actualiza, una parte más o menos considerable de la energía contenida en su substancia.  Al mismo tiempo una parte de esa substancia se degrada, es decir, es transformada en otra substancia, cuya energía potencial es más débil y que, convertida en inútil, es eliminada.  Estos actos conocidos bajo el nombre de funciones de relación, se observan en todos los seres vivos.

 

Estos hechos, estas funciones de nutrición y de relación constituyen los fenómenos vitales.

 

Ahora bien, estos fenómenos vitales no son sino mutaciones de energía y de materia; son en  consecuencia idénticos en su esencia a los fenómenos de la naturaleza inanimada.

 

Pero difieren de ellos porque están coordinados y se producen en vista de un fin determinado; LA CONSERVACION DEL INDIVIDUO VIVO.

 

La idea de finalidad, de armonía, de adaptación de medios a un fin preciso, caracteriza los fenómenos vitales.

 

Por otra parte, esos fenómenos son generalmente designados con el nombre de función (functis, de fungi, cumplir, descargarse) palabra cuya significación etimológica es: cumplimiento de un cargo, de un fin de una obligación.

 

En las palabras precedentes he pretendido explicar lo más simplemente posible, los resultados de la observación del ser viviente, de todos los seres vivientes a través de la historia del hombre y su misma evolución, por algo, esta rama de las ciencias se llama Fisiología Filosófica, sustentada en parte por Darwin en la evolución de las especies.

 

Hemos llegado, espero así lo hayan entendido, a constatar que todos los actos morfológicos y todos sus fenómenos fisiológicos se realizan siempre en vista de un objetivo útil y que este carácter de finalidad constituye el rango distintivo de la vida.

 

Hemos hecho enseguida, el examen de las hipótesis que tienen la pretensión de explicar la vida y hemos mostrado que el "materialismo", como su complemento la "generación espontánea "y el auxiliar de esta, el "darwinismo", no son sistemas erróneos que nada tienen en común con la ciencia.

 

Pero no basta demoler; es preciso colocar al en el lugar de lo que se destruye.  Es lo que vamos a hacer ahora:

 

Lo que buscamos es descubrir la causa de la finalidad morfológica y fisiológica que existe en los seres vivos.

 

La finalidad vital debe evidentemente ser una causa, porque en la naturaleza, todo tiene su causa y toda causa tiene su efecto.

 

Ahora bien, la finalidad considerada en general, solo puede tener una de estas causas:

 

1. -O es efecto de una voluntad, es decir, de un agente que concibe el fin y dispone los medios para realizarlo.  Algo superior, por ejemplo un Dios, un Hacedor.

 

2. -O es efecto del azar, de la casualidad, es decir, de un conjunto de circunstancias cuyo encuentro y concurso no son requeridos y son espontáneos.  Teoría de Darwin.

 

Con todos los avances del hombre, aun no se descubre otras causas distintas a las anteriores.

 

¿A cuáles de estas dos categorías pertenece la causa de la finalidad vital?.

 

Una ligera referencia tenemos que hacerle a Darwin al tratar de la causa de la finalidad vital.

 

La negación brutal de las causas finales, muy sencillas para los químicos y físicos cuyos estudios se refieren únicamente al estudio de los cuerpos que llamamos brutos o puros y a los cadáveres, es decir a las cosas desprovistas de finalidad aparente e inmediata para los humanos - debería repugnar, sin embargo, NO a los naturalistas y científicos modernos, que a cada paso, encuentran medios coordinados y adaptados a sus fines

 

Pero para ciertos naturalistas, se trataba antes que todo de salvar el "dogma materialista"; era preciso que, -en la posibilidad de negar la finalidad biológica, incompatible con el dogma, se buscase como atenuar su importancia, haciendo creer a la gente, que en realidad los seres vivos no representan sino una apariencia de finalidad, que resulta de causas puramente mecánicas, que es en efecto el azar, de la casualidad.

 

La hipótesis darwinista respondía a la perfección, a ese desiderátum y tal es la explicación de su celebridad y del favor merecido que goza aun hoy entre los otros naturalistas.

 

La doctrina darwinista (transformista- evolucionista) pretende que los seres vivos, están sometidos a una especie de selección, que reconoce tres factores principales, - por decirlo así mecánicos, -a saber: la variabilidad, la herencia y la lucha por la existencia.

 

La variabilidad produce modificaciones en los caracteres de los seres vivos, modificaciones de toda clase, ya indiferentes o bien útiles o dañinas para el individuo.  Según Darwin la variabilidad puede producir su efecto en cualquiera de los caracteres del ser dotado de vida (microorganismo- planta – animales – hombre - insecto, etc.) en direcciones indeterminadas y es ilimitada.

 

La herencia o atavismo hace que los seres vivientes transmitan a sus descendientes las modificaciones de los caracteres adquiridos por la variadas y la mezcla.  Según Darwin, la herencia perpetúa indefinidamente toda modificación de cualquiera de los caracteres.  (El perro siempre seguirá siendo perro, por mucho que evolucione).

 

La lucha por la vida tiene por objeto la exterminación de los seres, que, a consecuencia de la variabilidad han sufrido modificaciones inútiles o dañinas, de sus caracteres; no deja subsistir y perpetuarse más que a los seres cuyos caracteres se han modificado en un sentido útil.

 

El resultado de la colaboración de estos tres factores es la formación de seres que han tenido una organización cada vez más complicadas, - en otros términos, la formación de especies que se transforman las unas en las otras remontando progresivamente en la escala biológica.

 

Pero hay más: Los seres vivientes, gracias a las modificaciones útiles que se acumulan (porque también las hay inútiles) poco a poco en el curso de los tiempos, - modificaciones producidas por la variabilidad, transmitidas por la herencia, escogidas y fijadas por la lucha por la vida (que elimina todo lo que es inútil)- llegan finalmente a no poseer más que caracteres útiles y de tal suerte todos los actos y todos los fenómenos de estos seres PARECEN realizarse con la mira de un fin inmanente.

 

La finalidad vital no es, pues, una finalidad propiamente dicha, es decir - concebida, ideada, querida, sino solamente una apariencia de finalidad debida a la CASUALIDAD, al AZAR.

 

Esta hipótesis, seguida por la mayoría de los científicos más avanzados, por los principales intelectuales, líderes políticos y artistas, capaz de explicar la admirable armonía que reina en el mundo viviente, - sin necesidad de recurrir a la intervención de causas finales.- fue recibida por los materialistas con un entusiasmo indescriptible, porque venía a salvar su sistema de la caída que lo amenazaba.

 

El alto valor de la teoría de la selección de Darwin, consiste, como todo el mundo lo reconoce, en que explica la finalidad de la naturaleza orgánica por medio de principios puramente materiales y sin el auxilio de ninguna teología.

 

A este carácter es al que debe la teoría de la descendencia el ser hoy día generalmente aceptada en el mundo intelectual.  (De Vries, Teoría de las Mutaciones I, 1.901, pg.139; ver también L. Errera. Darwinismo, 2da edic. Bruselas, Lamertin, 1.904,pg.77.)

 

En realidad, creer que el darwinismo explica de un modo totalmente mecánico la finalidad suprimiéndola así del mundo viviente, es una pura ilusión.  En efecto, la variabilidad de los caracteres y la herencia suponen la existencia previa de una organización primordial y de la reproducción cuya finalidad indiscutible permanece inexplicada.

 

La observación prolongada durante muchos años, constata que el hombre permanece hombre, el árbol, árbol; la encima, encima; la mosca, mosca; etc.- en otros términos, que las especies sí son fijas.

 

Darwin pretende por el contrario, que las especies no son fijas, que se transforman las unas en las otras.

 

Para que tal hipótesis pudiera ser admitida en la ciencia, sería preciso, ante todo, que fuera probada.

Ahora bien, al hacer el examen crítico del darwinismo, hemos demostrado que Darwin no presenta ningún hecho que demuestre de una manera evidente, la transformación ni siquiera de una especie actual.

 

Hemos establecido igualmente, con pruebas palpables que contrariamente a lo afirmado por Darwin, en la naturaleza no se produce la variabilidad ilimitada de cualquiera de los caracteres del ser viviente, ni la transmisión hereditaria definitiva de toda modificación adquirida.

 

Hemos, en fin probado que, sin la ayuda de esos factores, la lucha por la existencia no puede efectuar la selección natural.  Y en efecto, la observación seria de los hechos demuestra que la lucha por la vida impide la alteración y degradación del tipo específico y constituye la principal causa de la fijación de las especies, en lugar de serlo de su transformación.

 

La selección imaginada por Darwin, no existe en realidad.  En consecuencia la explicación mecánica de la finalidad vital, edificada sobre un cimiento ficticio, tiene un valor igual a cero.

 

La crítica del darwinismo que nos ha permitido arrojar esa doctrina fuera de la ciencia, nos ha dado pues, al mismo tiempo, una respuesta al problema que nos preocupa.

 

De esta discusión que ha demostrado el vacío de los esfuerzos de los darwinistas, se produce de una manera indiscutible que la finalidad vital no es un efecto de la casualidad del azar.  Y como una finalidad no puede ser sino, o fortuita o producto de una voluntad, no siendo lo primero, la finalidad vital debe ser querida.

 

En otros términos, la finalidad vital reconoce por causa un agente que ha concebido un fin morfológico y fisiológico del ser viviente y que coordina los medios para que llegue a ese fin

 

Ensayemos dar una noción precisa de lo que es un agente de la finalidad vital; noción que una lógica rigurosa impone a nuestro espíritu.

 

Para traer un poco de luz a una cuestión tan obscura, -y sobre todo para no extraviarnos por caminos extracientíficos, - tomemos como punto de partida los hechos observables, de cuyo terreno no podemos separarnos jamás.

 

1. - La observación muestra que la finalidad de cada ser le es propia o inmanente (de in: en; y manere, pertenecer, morar), es decir, que todo lo que pasa en el ser tiene su término en el mismo ser, que mira solo a su propia utilidad y no a la de los demás seres, de ésta es más o menos independiente y aún a veces está en conflicto con ella.  Los ecologistas se preocupan de la convivencia armónica entre los seres vivos y el medio ambiente, igual los ambientalistas y otros grupos naturalistas que van ampliándose rápidamente, los activistas, de momento son la minoría.

 

En consecuencia, cada ser viviente posee en sí mismo el agente de la finalidad vital, agente que designaremos con el nombre de "ALMA", nombre consagrado por el uso de todas las épocas.

 

2. - La observación muestra que los hechos vitales de cada ser forman un conjunto armonioso donde todo concuerda y nada se contradice; esto nos conduce a admitir que la finalidad biológica es el efecto de un agente único para cada individuo.

 

El testimonio de la conciencia del hombre alega por lo demás en el mismo sentido, al atribuir todos los actos y todos los fenómenos vitales a un "YO" único.

 

3. - El agente de la finalidad vital no cae bajo la esfera de los sentidos.  Y como nuestros sentidos son impresionados solo por la energía física, se deduce de esto que este agente difiere por su naturaleza, de la energía física.

 

A fortiori, (id nuevamente al diccionario), difiere de la materia que es inerte (que no es un agente) y que, siendo substratum de la energía la emite en sus diversas formas.  Hemos explicado que el agente de la finalidad vital no puede ser ni la materia, ni la energía (que constituyen el cuerpo del ser) porque esos elementos no implican el atributo de la finalidad.

 

Se expresa esto diciendo que el ALMA es inmaterial.  La energía, la materia y el alma son los tres elementos constitutivos de la naturaleza.  Ahora bien, siendo imperecederas la materia y la energía, en virtud de la ley "nada se pierde, todo se transforma", es inverosímil que el alma haga excepción a la ley común; de allí la conclusión: el alma es igualmente imperecedera.  Es lo que se expresa diciendo: "el alma es inmortal".

 

En cada ser viviente, existe entonces, un alma única inmaterial, causa de la finalidad vital.

 

La impotencia de la Doctrina Materialista y de sus complementos, la Generación Espontánea y el Darwinismo, para explicar la finalidad vital, nos ha conducido a admitir que en cada ser viviente existe un ALMA, única e inmaterial.

 

Debemos agregar que la existencia del alma puede igualmente ser demostrada por la vía de la hipótesis.

 

Pero para que nuestras conclusiones sean irreprochables, sigamos el único procedimiento que emplean los sabios cuando quieren remontarse de los efectos a las causas, pues, como modelo e imitemos como ejemplo, el método que han empleado los físicos cuando se trataba de descubrir la causa de la propagación de la luz.

 

Para explicar la propagación de la luz, es decir, para determinar su causa eficiente, los físicos compararon desde luego este fenómeno al movimiento, al transporte de una bala de cañón.  Llegaron a la conclusión de que la fuente luminosa emite, en todas las direcciones y en línea recta, pequeños proyectiles, partículas de un fluido sutil, la luz, proyectiles cuyas trayectorias forman los rayos luminosos.

 

Tal es la hipótesis conocida en física bajo el nombre de la Teoría de la Emisión.

 

Como era imposible verificar, por la prueba y con contra- prueba experimentales, los sabios se contentaron con poner esta hipótesis en confrontación con los hechos de observación y la admitieron en la ciencia porque explicaba todos esos hechos de una manera satisfactoria.

 

Así, según la hipótesis de la Emisión, la reflexión de la luz no sería sino el rebote de los proyectiles luminosos, cuando llegan a encontrar un obstáculo, una superficie resistente.  Lo mismo, la refracción de la luz sería algo análoga al cambio de dirección que sufre una bala que atraviesa medios de diversa densidad, que, por ejemplo, pasa oblicuamente del aire al agua.

 

La teoría de la emisión parecería estar definitivamente afirmada, cuando se percibió que no podía dar cuenta de cierto fenómenos, tales como las franjas luminosas y la difracción, fenómenos con los cuales está en desacuerdo.

Esto bastó como para que llegara a ser considerada como sospechosa y se buscase como reemplazarla.

 

Los físicos buscaron entonces otro término de comparación sobre cual poder basar el razonamiento por analogía y lo encontraron en lo que pasa cuando se arroja una piedra en el agua tranquila de un lago: ondas concéntricas recorren la superficie del agua alejándose más y más del centro representado por punto donde la piedra tocó el líquido.

 

Se sacó la conclusión de que la propagación de la luz en análoga a la propagación de estas ondas.

 

Pero la propagación de estas ondas en la superficie del agua reconoce como causa las vibraciones de las moléculas de este líquido.  ¿Qué es lo que vibra en el caso de la propagación de la luz?.

 

Sabemos que la luz atraviesa los cuerpos sólidos (el vidrio) y los gaseosos (el aire); pero no son solo las vibraciones de las moléculas de estos cuerpos las que se propagan, porque atraviesan igualmente el vacío experimental y el de los espacios interplanetario e intergaláctico.

 

Los físicos se vieron obligados a imaginar un agente especial, - el éter físico, - cuya vibración sería la causa de la propagación de la luz.

 

Los físicos han llegado aun a apreciar las propiedades o atributos del éter y he aquí como han procedido para ello.  Han comparado el éter del agua, y después del control experimental, relativos a los efectos sensibles de estos agentes, han afirmado o negado para el éter las principales propiedades físicas del agua.

 

De esta manera han sido llevados  admitir que el éter constituye un medio continuo que baña todos los cuerpos sólidos, líquidos y gaseosos y cada una de las moléculas y que además llena los espacios inteestelarios e intergalácticos y así mismo el vacío aéreo; que estén en medio es compuesto por moléculas capaces de vibrar, moléculas distintas a las de los cuerpos materiales, que es perfectamente elástico, que es imponderable y está uniformemente repartido en el universo.  Que no opone resistencia alguna al movimiento de los cuerpos celestes, en otros términos, que está desprovisto de densidad.

 

Tal es la hipótesis llamada de "la ondulación", hipótesis que explica todos los hechos de observación y que no está en contradicción con ninguno de ellos.

 

Sin embargo esta hipótesis no puede ser verificada directamente por la prueba y la contraprueba experimental.

 

Esto no ha impedido a los científicos investigadores, sabios y físicos introducirla en la ciencia y basar sobre ella la interpretación de los fenómenos de la naturaleza.

 

Para descubrir la causa de la propagaciónn de la luz y para definir el éter, los físicos han empleado el razonamiento por analogía, o más bien dicho, la hipótesis.

 

Apliquemos este método a la demostración de la existencia del alma; sigamos paso a paso el procedimiento de los hombres de ciencia; escojamos un término de comparación conveniente, un objeto que presente con el ser vivo, analogías reales cuya causa no sea conocida.  De esta causa podemos deducir la de la finalidad vital. -en la misma forma en que los físicos en que los físicos han deducido de la forma de propagación de las ondas del agua, el modo de la propagación de la luz.

Los materialistas han  comparado al ser viviente con los cuerpos brutos, con las piedras. Pero la piedra en nada se parece al ser vivo, en ella no hay rastros de finalidad morfológica o fisiológica, - y menos aun de conciencia.  La conclusión que han derivado, - por medio del razonamiento de analogía, -de la causa de una a la otra, ha sido forzosamente errónea.

 

Busquemos otro término de comparación que presente con el ser viviente analogías más íntimas.

 

Y bien, una máquina que funciona  se parece a un ser vivo, más que una piedra inerte.  En efecto, una máquina algo de parecido a la finalidad morfológica y fisiológica.  Está formada por órganos, que como los del ser viviente, están construidos y arreglados, siguiendo un plan concebido de antemano y en vista de un fin ulterior (finalidad morfológica).

 

Aun más, la máquina realiza fenómenos análogos a los de la nutrición (combustión del carbón, petróleo, gas, etc.) y a las funciones de relación (movimiento) de los seres dotados de vida, - y todos estos fenómenos están dirigidos a un fin determinado de antemano (finalidad fisiológica).

 

Es evidente pues, que el ser viviente semeja mucho más a una máquina que a una piedra.

 

Investigando la causa de una máquina como la descrita, podremos, gracias a un razonamiento por analogía, remontar a la causa de la verdadera máquina que es el ser vivo.

 

Ahora bien, toda la máquina supone un obrero constructor y conductor, que ha escogido los materiales, que los ha dispuesto, - siguiendo un plan preestablecido, - para formar los órganos y que dirige sus movimientos en vista de este fin.  Este obrero es la causa inmediata de la finalidad morfológica y fisiológica de la máquina.

 

Por analogía sacamos la conclusión de que el ser vivo debe tener, él también, un agente constructor y conductor, que construya los órganos del cuerpo, - siguiendo un plan preestablecido, - y presida a su funcionamiento, dirigiéndolo hacia un determinado fin.  Este agente es la causa inmediata de la finalidad morfológica y fisiológica del ser vivo.  A él es a quien hemos dado el nombre de alma, "ALMA".

 

El método experimental exige que toda hipótesis, - y el alma no tendría por qué ser la excepción a la regla, - sea confirmada por la prueba y por la contraprueba experimental, - o a lo menos que, en la imposibilidad de semejante demostración, explique todos los hechos y no esté en desacuerdo con ninguno de ellos.

 

Así, la hipótesis del éter - aunque no puede ser directamente demostrada por la prueba y la contra prueba experimental, - ha sido admitida en la ciencia porque llena esta última condición.

 

Lo mismo puede decirse de la hipótesis del alma.  En efecto, ella solo explica, de una manera satisfactoria el carácter de finalidad de los hechos vitales, morfológicos y fisiológicos.

 

Es el alma la que rige la división de las células, su diferenciación, su disposición en conformidad a un plan preestablecido, en vista de la formación de órganos de funciones especiales.  Que no se ejercerán sino más tarde.  Es el alma la que preside la evolución del ser y realiza su reproducción.

 

Es su ausencia la que constituye la muerte, es decir, el detenimiento definitivo de la evolución y la supresión de la finalidad vital, en el cuerpo que le servía de substratum y que en adelante vuelve a entrar en el dominio de la materia bruta.  Es todavía, el alma la que coordina los fenómenos vitales de nutrición y de relación en vista de un fin útil.  Ella, en fin, la que tiene por atributo la conciencia y es el agente de las maravillas que hemos estudiado bajo el nombre de instintos y de actos voluntarios.

 

Solo esta hipótesis nos permite comprender la imposibilidad de la generación espontánea y de la transformación de las especies, - imposibilidad demostrada por los hechos experimentales.

 

La hipótesis del ALMA, - bien que no probada directamente, - puesto que explica todos los hechos vitales y no está en contradicción con ninguno, reúne en forma satisfactoria las condiciones requeridas por la ciencia experimental.  Es, una teoría que puede ser introducida en la ciencia y de hecho lo es.

 

Se puede así mismo llegar a definir los atributos del alma por la vía de la hipótesis siguiendo el procedimiento empleado por los físicos para definir los atributos del éter, - procedimiento que consiste en una comparación seguida de una afirmación o negación, - después del control experimental.

 

Puede ser que haya entre nosotros los seres vivos espíritus positivos que, habituados a no ver sino las cosas concretas, experimenten todavía, a pesar de nuestra demostración, dificultad para admitir el alma que no puede percibirse por medio de los sentidos, - esperamos que se admiren de que en un ciencia experimental como la fisiología, se hable de agentes que no caen bajo el dominio de los sentidos.

 

A éstos, para acabar de convencerlos, me bastará recordarles que la física, ciencia experimental por excelencia, admite muchos elementos y agentes que, como el alma, escapa a los sentidos.  La materia es de ese número, como también el éter físico.

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